Se consolida una tendencia a la baja en la inflación

Las causas del fin de la etapa de fuerte crecimiento se vinculan con los límites que impone a un esquema de ampliación del mercado interno, ciertas estructuras propias de una economía periférica. Esos límites, que se expresan como una creciente presión en el mercado cambiario, pueden dividirse en dos áreas: productiva y financiera. En la primera se ubica el déficit energético y la elevada dependencia de la importación de la industria, especialmente la automotriz, electrónica y de bienes de capital. Esos agujeros en la matriz productiva generan el incremento acelerado de las importaciones, cuando la economía busca sostener en el tiempo altas tasas de crecimiento.

Por el lado financiero se encuentra la fuga del excedente al exterior, mostrando la dificultad de instalar socialmente instrumentos de ahorro en moneda nacional que compitan contra el dólar. En ello, el permanente desfasaje entre la evolución de la cotización oficial de la divisa y la dinámica inflacionaria de los precios, ha dado un impulso adicional a la compra de dólares como mecanismo de prevención frente a una posible devaluación correctora del «retrazo cambiario».

Es así como en los últimos años el saldo entre el ingreso de dólares por nuestras exportaciones, alicaídas por el bajo crecimiento de Brasil aunque beneficiada por los elevados precios de la soja, y las salidas destinadas a cubrir las importaciones, la fuga de capitales y el retomado pago de intereses de la deuda tras los canjes 2005 y 2010, empezó a estrecharse hasta convertirse en la principal restricción a la expansión de la actividad económica.

La solución de los límites productivos requiere de políticas de mediano y largo plazo, y hasta ahora sólo se ha comenzado de manera firme, una estrategia de resolución del déficit energético (de la mano de la gestión con mayoría estatal de YPF y la apuesta a los hidrocarburos no convencionales). La resolución de la problemática financiera requiere de una importante desaceleración de la inflación, acompañada de otras medidas tendientes a generar instrumentos de ahorro en moneda nacional.

Pero como la inflación actual tiene un piso inercial, ya incorporado a los contratos de alquileres, créditos, de acuerdo de precios con proveedores e implícito en la negociación de las paritarias, difícilmente pueda reducirse en forma significativa sin un gran acuerdo de precios e ingresos. La idea de lograr un gran acuerdo social en un año electoral donde la presidenta no puede renovar su cargo parece utópica, por lo que es de esperar que continuemos transitando en 2015 por una economía inflacionaria.

Al respecto, la reciente pax cambiaria lograda por la batería de medidas en que se enmarcó el cambio de autoridades del BCRA, parecen augurar un comienzo de año sin los sobresaltos cambiarios que marcaron el anterior. De ser así, es probable que la tendencia a la baja de la inflación de los últimos meses (que muestran tanto las estadísticas del INDEC como las de las provincias) se consolide arrojando una inflación inferior a la de 2014, aunque probablemente superior a la de 2012 o 2013.

De producirse el escenario de un verano sin sobresaltos cambiarios con una inflación que, si bien elevada, muestra una tendencia a la baja, se facilita la realización de las paritarias sin que se dilaten las negociaciones. De esa manera se evitarían pérdidas significativas en el poder de compra del salario durante el primer semestre, que acompañados de la planeada ampliación de la cobertura jubilatoria, es de esperar resulten en una leve recuperación del consumo y las ventas comerciales.

En cuanto al mercado cambiario, el panorama de 2015 asoma complejo por los u$s 5.945 millones a pagar el 3 de octubre de ese año por el vencimiento de los Boden 2015, que sumados a los demás intereses y amortizaciones arrojan pagos en moneda extranjera del orden de lo u$s 12.565 millones. Dada la escasa aceptación de la última emisión de bonos, las fuentes de divisas para cubrir esos vencimientos parecen descansar en el swap con China más otros acuerdos similares que logren alcanzarse, o bien, de nuevas emisiones de títulos (¿acuerdo con los fondos buitres mediante?) que logren una mayor aceptación. También una buena combinación de precios de la soja (donde se espera una importante cosecha similar a la de este año) en relación a los combustibles, tal como se perfila en la actualidad, puede ser una fuente adicional de divisas que permita cubrir una porción de esos vencimientos.

De no lograrse cubrir parte importante de los vencimientos por esas vías, la posible alternativa parece ser una mayor restricción de las importaciones con sus implicancias sobre el nivel de actividad industrial. En otros rubros como la construcción, es probable que una mayor obra pública se sume a la recientemente recuperada edificación de viviendas privadas (que mostró dos meses de crecimiento superando un largo período a la baja), mejorando el perfil del sector en relación al año que se termina.

Fuente: ámbito.com

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