La cenizas de John William Cooke fueron esparcidas en el Río de la Plata

Las cenizas del histórico referente del peronismo revolucionario y delegado personal de Juan Domingo Perón en la Argentina, John William Cooke, fueron arrojadas este mediodía al Río de la Plata, dando cumplimiento, 46 años más tarde, a su última voluntad, de acuerdo al testamento que dejó redactado poco antes de morir en 1968.

Durante un acto organizado por su amigo Carlos Lafforgue, junto a Pedro Catella -hijo de su última compañera, Alicia Eguren-, el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, y una nutrida militancia, se cumplió la última voluntad de quien fuera diputado nacional por el justicialismo y representante personal de Perón durante el exilio.

Cooke, autor del célebre libro «Peronismo y Revolución», falleció víctima de un cáncer de pulmón el 19 de septiembre de 1968, y en su testamento le pidió a Eguren que, de no ser posible la donación íntegra de sus órganos, sus restos sean cremados.

Pero específicamente indicó que «las cenizas no se conserven ni se depositen: dispérsalas poéticamente al viento, tíralas al mar», escribió: «en la medida que he dedicado mi vida a los ideales revolucionarios de la libertad humana, me perpetuaré en la obra de los que continúen esa militancia».

Cuarenta y seis años después de su fallecimiento, luego de que las cenizas permanecieron en custodia de Eguren -desaparecida en 1977 por la última dictadura cívico militar- y posteriormente por sus amigos, sus restos fueron arrojados al río durante un acto que se realizó en el porteño Parque de la Memoria, a la vista de cientos de militantes de distintas organizaciones sociales peronistas.

Mariotto, recordó a Cooke como «una figura emblemática del peronismo, un intelectual, un hombre comprometido que falleció muy joven pero dejó un legado de reflexión y acción política que se convirtió en un ‘deber ser’ para todos los peronistas».

«Hoy tuvimos la posibilidad de cumplir con su última voluntad, pero no con un ánimo necrológico, sino con el ánimo de desplegar las banderas de Cooke que están bien vivas», afirmó.

El acto, presenciado por militantes de las agrupaciones Proyecto Nacional y la Corriente Martín Fierro, reunió a diversas figuras del peronismo tal como el presidente de la Cámara de Diputdos Julián Domínguez, el titular de la Biblioteca Nacional Horacio González, y el dirigente Luis D’Elía, entre otros.

Domínguez destacó que «la vocación revolucionaria del peronismo sostiene que el revolucionario nunca pierde su razón de ser, y esto significa que las cenizas de Cooke siguen iluminando el camino del pueblo argentino».

Carlos Muñoz, ex detenido desaparecido de la última dictadura militar reflexionó sobre el acontecimiento y remarcó: «es una reparación histórica, una deuda que teníamos con el ‘Bebe’ Cooke todos los que militábamos en el peronismo revolucionario».

Durante el acto se leyó un escrito de Lafforgue, quien destacó de Cooke su «capacidad intelectual y su lealtad al General Perón», y deseó que «al arrojar sus cenizas al mar en este río contenedor de la memoria, se reencuentre con Alicia y tantos otros compañeros».

Pedro Catella, hijo de Eguren, quien vive en México y viajó a Argentina para estar presente en el evento, destacó, en diálogo con Télam, que «la lucha consecuente, ese trazo de una sola pieza del ‘Bebe’ y mamá no fueron en vano».

«La presencia de esta juventud, de estas tres generaciones de peronistas, es el testimonio más elocuente de que ellos ganaron», sostuvo: «estos chicos que están aquí hoy, de 18 o 20 años, están rescatando una memoria, y son ellos quienes van a continuar».

Fuente: Télam

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