Economistas vip: Los dueños del relato salvaje

En plena crisis con los fondos buitre, la consultora Ejes de Comunicación relevó cuáles fueron los especialistas en economía más consultados en la radio y la televisión del país, durante julio y agosto. Aunque parezca sorprendente, una década después de heterodoxia kirchnerista con índices más o menos favorables en la materia, la interpretación de los escenarios financieros y el manejo de las expectativas económicas sigue claramente hegemonizado por nostálgicos de los ’90. En algunos casos se trata de ex funcionarios de malos gobiernos. En otros, de columnistas habituales del diario conservador La Nación. Y, los menos, son críticos con mayor o menor saña de las decisiones oficiales.

Aunque difundido de manera incompleta, el estudio de Ejes señala que el más solicitado por los medios relevados fue Carlos Melconian: apareció 40 veces en programas de radios y televisión, entre los que se destacan los de Radio Mitre (ocho veces), de Canal 26 (siete), de FM Millenium y de La Red (cinco veces en cada una). En todos ellos, valga la aclaración aunque sea obvia, Melconian –de quien unas líneas más abajo se adosa una minibiografía– dijo que había que pagarles a los fondos según el fallo de Thomas Griesa.

Segundo en el podio, increíblemente, aparece Agustín D’Atellis, un kirchnerista. Participó de 31 programas, con Canal 26 a la cabeza (cinco oportunidades), CN23 (cuatro), Radio 10 y Del Plata (tres). En todos ellos, D’Attellis salió a decir que no había que preocuparse por el fallo Griesa, que éste no debía afectar la vida cotidiana de la gente y que no estaba de acuerdo con sentarse a negociar y pagar, ya que el impacto sería gravísimo.

El primero, un liberal. El segundo, un kirchnerista. Pero acá es donde se rompe toda fantasía de equilibrio entre miradas antagónicas y comienza el proceso de concentración que va a terminar direccionando la opinión en un sentido único. Porque el tercer lugar fue compartido por José Luis Espert y Daniel Artana, ambos con 22 apariciones. Espert, muy crítico del kirchnerismo y del peronismo en general, participó sobre todo en emisiones de Radio El Mundo (siete veces), de Canal 26 y de FM Identidad (tres). Siempre recomendando pagarles a los buitres y hablando de default. Artana, a su turno, espada mediática de FIEL, se destacó en sus irrupciones en FM Millenium y Radio Mitre (cuatro veces), y en Radio El Mundo, FM Identidad y Rivadavia (tres). En todos los casos, pidió sentarse con los buitres a negociar. Los siguientes fueron Orlando Ferreres, Aldo Pignanelli, Ricardo Delgado, Matías Tombolini, Martín Tetaz, Guillermo Nielsen y Nicolás Dujovne.

Lo que sigue son breves biografías que permiten saber desde qué lugar hablan los más requeridos por los medios relevados por Ejes, a la hora de explicar qué es lo que sucede en materia económica.

Carlos Melconian: militante entusiasta de la gestión cavallo-menemista en el pasado, hoy es una de las principales espadas económicas del macrismo, partido del que fue candidato. Sobre los años ’90, dejó dicho: «Se trató del período más prolongado y de mayor expansión económica» de la historia. En homenaje a la década perdida, escribió el libro Recuperar la ilusión, donde añora la Convertibilidad. Según el periodista financiero Maximiliano Montenegro -ex Página/12, actual Canal 26-, «fue uno de los principales responsables de legalizar el proceso de estatización de la deuda externa privada, que ideó Domingo Cavallo como presidente del Banco Central de la dictadura. Según consta en los documentos oficiales –siempre según Montenegro–, el joven Melconian, como jefe del Departamento de Deuda Externa de esa entidad, archivó las investigaciones sobre fraudes cometidos por multinacionales y grupos económicos locales con los seguros de cambio a principios de los ’80. El equipo de auditores del Central había detectado autopréstamos, créditos ficticios y otras maniobras dolosas por 6000 millones de dólares. Sin embargo, esas operaciones cuestionadas fueron registradas como legítimas y cargadas a la deuda pública argentina con la invaluable colaboración de Carlos Melconian». Jorge Lanata, antes de trabajar en el Grupo Clarín S.A., lo cuestionó en su programa por fugar 2,3 millones de dólares al exterior. En las elecciones del 2003, Menem lo tenía en carpeta como ministro de Economía en un eventual retorno suyo a la Casa Rosada. Hábil comunicador, descontracturado en sus formas, suele pasearse por los canales de TV dando cátedra neoliberal, como si no tuviera pasado. Lo hace, semanalmente, como columnista del programa de Marcelo Longobardi, por Radio Mitre, del Grupo Clarín S.A., que tiene la mitad del share de la AM metropolitana.

Agustín D’Atellis: proviene de La Gran Makro. Es especialista en Macroeconomía y Finanzas y profesor de la UBA y la Universidad de Moreno. Junto a Fernanda Vallejos, Alejandro Robba, Andrés Asiain (a quien una funcionaria del PRO en la UBA le quitó recientemente su cátedra) y Santiago Fraschina, integra el grupo de jóvenes expertos que adscriben al modelo económico de la última década.

José Luis Espert: está denunciado ante la UFI 4 de Pergamino, especializada en «violencia de género», por publicar un tuit donde llamó «hija de puta» a Florencia Kirchner, hija de la presidenta. Tiene un máster en Economía en la Universidad del CEMA. Trabajó junto a Miguel Angel Broda, y fue socio de José María Dagnino Pastore –ministro de Economía de dos dictaduras, la de Onganía y la de Bignone– y Adolfo Sturzenneger –padre de Federico– en la consultora Econométrica S.A. Según la Fundación Libertad y Progreso, liderada por el ex menemista Aldo Abram y Manuel Solanet –secretario de Hacienda de Martínez de Hoz–, es «un apasionado defensor del libre mercado». El sitio servicial Urgente 24 recogió con algarabía una propuesta suya, de hace muy poquito: «Hay que echar empleados públicos y bajar sueldos.» Escribe en La Nación.

Daniel Artana: hombre de FIEL –fundación financiada por Telefónica y Telecom, entre otras empresas–, fue funcionario en Economía durante la efímera gestión de Ricardo López Murphy, junto a Solanet. Antes de asumir como virtual viceministro de Economía de la Alianza, declaraba: «Si uno mira los números del desempleo en la Argentina, se ve que está concentrado en la gente de baja calificación. Y no es agradable lo que voy a decir, pero es de sentido económico: si el desempleo es muy alto es porque los salarios son muy altos. ¿Qué es lo que pone un piso allí? Que tenemos gente de muy baja calificación empleada en los sectores públicos provinciales y municipales y ganando sueldos que son el doble de lo que les paga el sector privado en esa misma provincia por 48 horas semanales en empleos similares. Lo que impide generar los puestos de trabajo es que está todo el mundo esperando la beca del Estado.» Escribe en La Nación.

Orlando Ferreres: ex secretario de Coordinación Económica durante el primer gobierno de Menem, cargo al que llegó de la mano del entonces Grupo Bunge & Born. Actualmente se desempeña en su consultora, Orlando Ferrreres & Asociados. En 2012, dejó por escrito: «El populismo se caracteriza, principalmente, por generar altas expectativas de consumo a la población con el objetivo de obtener más votos en las elecciones, sin embargo, dichas expectativas van más allá de lo posible. Este tipo de comportamiento genera crisis periódicas, crisis que llegan cuando las promesas consumistas ya no pueden cumplirse dado que las inversiones en infraestructura, energía e industrias no fueron hechas a tiempo. Últimamente, con la democracia de masas, como lo que interesa son los votos, al igual que una empresa que actúa en un mercado de un bien o servicio, lo que se procura por encima de todo es ganar mercado, para lo que hay que obtener un mayor ‘market share’, mayor porcentaje de votos, al menos más de 40%, mucho mejor 45% y sino todo lo que se pueda, arriba de 51%. Hacer ilusionar a la gente es fácil, lo difícil es cumplir en el largo plazo». Pregunta incómoda para Ferreres: ¿El problema, entonces, es la democracia? Escribe en La Nación.

Aldo Pignanelli: De viejo vínculo con el justicialismo, integró el directorio del Banco Provincia de Buenos Aires desde 1987 al ’89. Fue subsecretario de Asuntos Municipales de Buenos Aires (1989-1991) y asesor del Directorio del Banco de Formosa (1992-1997). También se desempeñó como secretario de Economía de la Municipalidad de Moreno en los años 1986-1987. En 2002, de la mano de Eduardo Duhalde, llegó a presidir el BCRA, del que fue vicepresidente desde el ’97, los años convertibles, según dice su propio CV. Más tarde tuvo que irse peleado con el entonces ministro Roberto Lavagna. Hoy integra el equipo económico del diputado Sergio Massa, junto a Lavagna.

Ricardo Delgado: titular de Analytica, trabajó en Ecolatina, la consultora de la familia Lavagna. Premiado por la empresa Arcor en el ’93 por «su estudio del impacto de la desregulación económica en la competitividad industrial» y por el Grupo Roggio en el ’98 «por el análisis de los efectos de inversión en infraestructura sobre el desarrollo regional». Autor de un libro recomendable, La herencia, 30 años de Economía Argentina en Democracia. El periodista Marcelo Zlotogwiazda sostuvo: «Este libro está muy bien escrito, a pesar de que los economistas no se caracterizan por su habilidad con la pluma. La sensación se va generando a medida que uno avanza en la lectura, pero al terminar el libro uno tiene un sabor amargo, porque cuando uno ve en perspectiva estos 30 años advierte que hubo muy poco crecimiento, inferior a países de la zona, generando una sociedad fracturada. En los últimos 30 años, tuvimos dos hiperinflaciones, dos confiscaciones de depósitos, la mayor transferencia de activos y el default más grande de la historia y la crisis del 2001.» Delgado era, hasta no hace mucho, el principal referente económico del massismo, después de una etapa en la que trabajó con Francisco De Narváez. Su figura quedó opacada por las de Martín Redrado, Lavagna, Pignanelli y De Mendiguren.

Matías Tombolini: se graduó como economista en la UBA en 2001. Es integrante del Centro de Iniciativas y Políticas del Socialismo para Buenos Aires, que preside Roy Cortina. Se desempeñó asesor legislativo del Bloque del Partido Socialista en la Legislatura, y participó como orador en eventos del PSOE en Argentina. Entre los años 2004 y 2007 fue funcionario en distintas áreas del gobierno porteño. No es neoliberal, pero tampoco un adherente a las políticas oficiales.

Martín Tetaz: profesor de la Universidad de La Plata, se presenta en su blog como «investigador especializado en Economía del Comportamiento». Autor del libro Psychonomics, la economía está en tu mente, le escribe cartas al ministro Axel Kicillof, donde le dice: “Estimado Axel (…) te quisiera hacer algunos comentarios. Me gustaría empezar con la crisis del 2011 que desembocó en el cepo.

Tanto en la entrevista que te hizo Página como en la que te efectuó Victor Hugo, hablas de una corrida bancaria y cambiaria preelectoral. Te quiero recordar que no hubo corrida bancaria y que los depósitos del sector privado en pesos, si bien crecieron menos que lo que lo venían haciendo, subieron nominalmente (1862 millones en septiembre y 3512 en octubre). Sí hubo corrida cambiaria, pero a diferencia de lo que vos decís, no fue electoral.

La prueba de ello es que persistió en noviembre luego que las elecciones habían pasado y el gobierno cosechó un espectacular apoyo político, casi sin precedentes.» Sigue, es interesante. Lo que no se entiende bien es por qué en el primer párrafo niega una corrida que, dos párrafos más abajo, confirma en su existencia. Hace dos semanas, consultado por las reformas a la Ley de Abastecimiento, pronosticó que la Argentina tomaba el camino de Venezuela.

Guillermo Nielsen: Surgido de FIEL, actualmente es el presidente de Strategic Investments S.A y se presenta en su CV como «asesor económico-financiero de corporaciones». Fue director de ANSES en el 2000 y secretario de Finanzas del Ministerio de Economía y Producción, entre mayo del 2002 y diciembre 2005. Suele recordar que su gestión fue clave para resolver el primer canje de la deuda. En el ámbito privado, se desempeñó en el Grupo Macri, donde llegó a gerente de Creaurban S.A. y estuvo a cargo del planeamiento estratégico de SOCMA entre el ’95 y el ’97. Antes había trabajado en Campbell Soup/Swift-Armour S.A. En junio de este año, vaticinó que la Corte de Justicia de los Estados Unidos apoyaría a la Argentina en el pleito con los houldouts. Eso no pasó. Ahora dice que hay que pagarleS a los buitres como sea. Igual que Macri.

Nicolás Dujovne: durante una década, trabajó como economista jefe del Banco Galicia. Llegó a ser, con 32 años, delegado ante el BCRA del Ministerio de Economía que dirigía José Luis Machinea. En el 2000, viajó a Washington para participar de un seminario del FMI donde se analizó la posible dolarización de la economía. Allí defendió la Convertibilidad y dijo que, en los ’90, la Argentina fue el país que más creció en Latinoamérica. También, que nuestro país trataba de bajar su riesgo soberano en la vieja forma: «Mediante el ajuste fiscal y la continuidad de reformas estructurales.» Hace poco, en una amigable charla con Mariano Grondona, explicó que «los buitres son como los tiburones, cuando se comen a una persona no son ni buenos ni malos: tienen hambre». El inefable Mariano, sentenció: «Entonces pagamos o pagamos.» Hoy, Dujovne escribe seguido en La Nación.

Se puede concluir que, si no fuera por D’Atellis, la economía de los argentinos estaría contada en su totalidad por especialistas que no comulgan con las ideas del gobierno ni con las del ministro del área, Axel Kicillof. Es lo contrario a lo que sucedía en los ’90, cuando en la mayoría de los programas de la radio y la televisión, los expertos repetían casi como mantra los conceptos del entonces poderoso Domingo Cavallo.

¿Por qué antes los economistas que aparecían en pantalla o en el éter eran oficialistas y ahora son casi todos opositores?

¿Es porque Cavallo acertaba en todo y Kicillof se equivoca en todo?

Quizá las minibiografías anteriores respondan a esta pregunta con alguna precisión. Durante una década, los críticos de hoy, los fabricantes del mal humor y las certezas pesimistas que nos rodean convencieron a todo un país de que el peso valía lo mismo que un dólar. Un relato salvajemente ficcional –más que cualquier cosa que haya dicho el viejo Indec de esta década-, que los grupos económicos aprovecharon para seguir concentrando riqueza hasta que todo estalló por los aires. Los que creyeron, terminaron pagando la crisis.

Los dueños de aquel dogma falso que generó desocupación a mansalva, hiperendeudamiento, destrucción del aparato productivo y exclusión social siguen siendo los dueños del relato económico. Son los más buscados por los medios hegemónicos, los más interesados por hablar y conforman, en los hechos, una cadena de interpretación monopólica, de la que es muy difícil zafar. Que el Estado es malo, que el mercado todo lo resuelve, que el gobierno negocia mal con los acreedores, que la Ley de Abastecimiento es inconstitucional, que hay que devaluar, que hay que bajar la presión tributaria al campo, que hay que achicar el déficit, que la política es populista, que hay que despedir empleados estatales, sacar subsidios y dejar de invertir en ciencia y tecnología porque es gasto, como dijo Macri, esta semana, advirtiéndoles a los científicos que se viene la hora del detergente y la esponja para lavar los platos otra vez.

¿Será que el país de la economía concentrada depende de la palabra monopolizada?

¿Qué sucederá el día que haya cinco neoliberales, cinco D’Atellis y cinco que no piensen una cosa ni la otra, de cara a los micrófonos y las cámaras, en igualdad de condiciones, para contarnos lo que pasa?

Viviremos en una democracia de verdad, sin monopolios. Mientras tanto, habrá que bancarse que los grupos económicos sean los dueños del relato y del sentido de las cosas que pasan.

Hasta que las cosas que pasen, los pongan en su lugar.

Concentran la palabra, también la economía

Una reciente investigación de dos especialistas del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Letcher y Julia Strada, descubre las verdaderas razones de la «125 judicial» que el Grupo de los Seis prepara para rechazar el paquete de leyes que busca regular democráticamente las relaciones entre producción y consumo; entre ellas, la que cuenta con media sanción senatorial para modificar la vieja Ley de Abastecimiento.

Letcher y Strada concluyen que la resistencia del establishment «está ligada a la posibilidad de perder privilegios a partir de una mayor regulación estatal en la economía, en este caso tratándose de las cadenas de producción-industrialización-comercialización».

«El reclamo del poder, con variaciones de estilo y sofisticaciones –continúa el estudio–, cae en el lugar común del establishment económico: el problema es la intervención estatal en la economía, lo que se refleja en el desaliento de la inversión. La solución implica que el Estado deje de arbitrar el ‘partido económico’ y permita que los capitales y los bienes fluyan libremente. De ese modo, habrá inversión, empleo y crecimiento. Ya lo habían planteado meses atrás en el Foro de Convergencia Empresaria, a través del documento ‘Bases para la formulación política del Estado’, donde dos propuestas resaltaban en el apartado ‘económico’ de esta paradigmática declaración de principios: la ‘remoción de los factores que desalientan las inversiones’ y la ‘eliminación de los factores que desalientan, restringen o prohíben las exportaciones’.»

«La primera reflexión es que la ley apunta a equiparar entre quienes tienen poder y privilegios, con quienes no lo tienen», señalan los autores. Y luego, describen el grado de concentración logrado por los que se oponen a las regulaciones:

En Argentina hay 700 mil empresas chicas y medianas. Y sólo 5000 grandes. La estructura de la economía presenta un funcionamiento condicionado por los grandes oligopolios formadores de precios. El mercado alimenticio es un ejemplo de ello:

* En el caso de la cerveza, las multinacionales Quilmes, CICSA Y CASA Isenbeck se reparten el mercado a través de las marcas Quilmes, Schneider, Heineken, Stella Artois, Brahma, Warsteiner, entre otras.

* En yerba mate el 50% depende de Las Marías, Hreñuk SA, Molinos Río de la Plata y La Cachuera.

* El 78% de los enlatados los produce Arcor.

* El 80% del aceite comestible es acaparado por Molinos Río de la Plata y AGD de Urquía.

* El 75% de la azúcar blanca la produce Ledesma –del empresario procesado por delitos de lesa humanidad, Pedro Blaquier–.

* Dos empresas (Bagley Argentina, grupo Arcor) y la multinacional Kraft controlan el 60% del mercado de galletitas.

* En panificados, Bimbo, multinacional de capitales mexicanos controla el 80% de la producción  a través de las marcas Fargo, Bimbo y Lactal.

* Dos empresas de capital nacional (Mastellone/La Serenísima y Sancor) controlan el 82% de la producción de leche

* Coca Cola y Pepsi controlan el 82% del mercado de gaseosas.

* Cuatro empresas multinacionales (Unilever, Johnson & Son, Procter & Gamble y Reckit Benckiser) controlan el 83% del mercado de productos de limpieza (jabón en polvo, lavandina, desodorantes, detergente, etc).

En la comercialización, la situación no es muy distinta:  

* El Grupo Inc. S. A. (conformado por Carrefour, Día y Carrefour Express) con 600 bocas de expendio en todo el país registró una facturación anual aproximada de 16 mil millones de pesos. Le sigue Cencosud S.A. (Jumbo, Disco y SuperVEA) de origen chileno, con 280 bocas y una facturación de 9700 millones de pesos. COTO CICSA, con 113 bocas facturó 5400 millones. Walmart Argentina S.A (Walmart, Changomás y Changomás Express) con 61 bocas de expendio facturó 4000 millones. Finalmente, el Grupo S.A, Importadora y Exportadora de la Patagonia (donde se encuentra La Anónima, Quijote y Best), con 112 puntos de venta, también rondó los 4000 millones de facturación anual.

La incidencia de la concentración en la formación de precios ha significado, entre 2001 y 2010, que los precios de las industrias oligopólicas (Ramas Altamente Concentradas) se incrementaran un 7,6% por encima del promedio sectorial, mientras que los precios de las Ramas Medianamente Concentradas y las Ramas Escasamente Concentradas retrocedieron un 10% respecto a la media fabril. Asimismo, en el período 2007-2010, las RAC explicaron el 63% del incremento de precios mientras que las RMC y las REC explicaron el 23 y el 12%».

En el caso de otros rubros, que tienen que ver con los insumos difundidos, el escenario también muestra enorme concentración:

* Siderar, del Grupo Techint –Rocca–, controla la producción de chapas del país.

* Dow Argentina, de capitales norteamericanos, controla toda la producción de polietileno, insumo clave para la industria plástica.

* Dak Americas, de capitales mexicanos, controla toda la producción de PET, otro insumo clave para la industria plástica, como las botellas de gaseosa.

* Aluar, de capitales argentinos, controla toda la producción de aluminio.

* Cuatro empresas (las multinacionales Loma Negra, Holcim y Avellaneda y la empresa de capital nacional Petroquímica Comodoro Rivadavia) controlan la producción de cemento».

Los que quieran obtener el muy buen trabajo de Letcher y Strada –que no son invitados demasiado seguido para opinar por los grupos de comunicación concentrados–, pueden escribirles al siguiente correo: <info@centrocepa.com.ar>.

Fuente: Infonews

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